¿Qué pasaría si el Maou, el Señor de los demonios, Satán, es forzosamente transportado y abandonado a su suerte en el mundo humano, transformado en un adolescente de 17 años y con casi nada de poder mágico restante? Pues esa es la premisa de Hataraku Maou-sama!, donde el Señor del mal es finalmente derrotado en su dimensión por el Héroe y sus compañeros, viéndose obligado a retirarse en compañía de su general más fiel hacia un lugar desconocido, cruel y despiadado con los que no son locales: Tokyo.
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“¿Por qué son todos iguales? ¿Por qué la tipa del cartel está llena de
pixe- es eso un altar con forma de pe*e?” |
Y bueno, esa es la sinopsis, la serie se ha estrenado hace poco en abril y lleva ya algo de 6 episodios para mitades de mayo. Ahora, sin poner muchos spoilers, de verdad me he llevado una sorpresa con este anime, ya que entrega desarrollos bien estructurados y coherentes, los personajes en su mayoría tienen una buena química, y los protagonistas y escenarios son tropos bien ejecutados, por lo que logran dar esa sensación de frescura aunque no sea la primera vez que veamos una serie de demonios y de magia.
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You
know, lo de siempre: Soberanos del inframundo, hadoukens, héroes, lolis magos…
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El protagonista en especial, Maou, brilla por encima de sus homólogos en otras series por tener un carácter y personalidad bien definidos, a diferencia de los trozos de cartón que abundan últimamente. Peeero es cuando se junta con Emi, la co-protagonista, donde se puede sacar su potencial como personaje, ya que ambos tienen un pasado y un presente que vuelve sus interacciones espontáneas e interesantes. Me gustaría decir lo mismo para todos los demás personajes, pero por desgracia hay uno en especial que es forzado dentro de la narrativa sin ningún motivo aparente. No es que haya mayores problemas, pero se vuelve demasiado evidente cuando todos los demás tienen una razón plausible para estar involucrados en la historia. Ahora, si abusan de esto en los episodios que siguen…
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Por
cierto, aquí algunas de las habilidades del Maou: Transfiguración y contorsionismo.
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En fin, la verdad es que no he puesto ejemplos concretos que respalden lo que he escrito, pero eso es bastante fácil de comprobar echándole un vistazo al primer episodio, aunque los primeros minutos sean algo genéricos y aburridos, pero necesarios para poder familiarizarse un poco con el mundo del Rey demonio. ¿Mencioné que uno de los aspectos que más me ha gustado es la comedia? Que tiene, ¡y hace reír!, algo que ya desearían varias series que tiene eso como principal objetivo.